
Me parece la gran cosa no sentir temor ni de la muerte, ni de la pérdida, ni del vacío. Puedo transmutar los temores en otros sentires. Por ejemplo, los aferres a la vida, los apegos, los anclajes y amarres saben a gozo, a paz, a tierno amor, a consuetudinaria construcción del ser. Y las alas no pesan, y no hay violencia ni contradicción, sino flujo. Amo sentirme así. Amo. Soy libre. Estoy plena.