Noche de Tea.
Tea se quedó dormida cuando era pequeña, y la arrulló toda la noche su nana-luna;de su redondura le hizo un columpio, y la meció bajo el haz multiplicado de luces y polvo de estrellas. En ese sueño largo recobró su aliento y su materia; con la exhalación intermitente salían los restos de ceniza y piedras, con la inhalación entraba el soplo de una extraviada vida ora recuperada.
Los años se contaron de adelante pa'trás. No había testigos ni demonios ni miedos. Tea abrió los ojos sólo una vez para mirar la cara de su nana,
y ella estaba ahí, sonriente, mitad gato, mitad conejo. El vientre tan caliente del satélite le derritió los coágulos de savia y sangre. Tea se derramó en un Río de los Deseos. Ahí los suyos eran apenas una gota en el universo.

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