vuelvo
regüelvo
el huevo

¡ah! apetezco un remolino, un masaje en las metafísicas mitocondrias de este ser estresado desastroso.

es menester acudir a la playa para depositar posaderas y espaldares en hamaca maya.

mientras pasa el tiempo y me sobo sólo con sal jabonosa la imagen futuresca, arribo arriba de la medianoche, entumida, trabajosa, contenta, nohaydeotramaneramente.

ya güelvo.

Comentarios

Anónimo dijo…
El momento oportuno, el momento preciso, que en griego se denominó el “ Kairós”; la temporalidad que no se precipita, ni se retraza; es el darse cuando ha de darse, ni antes ni después. El momento propicio no es adelantarse, no es disponerse impacientemente al suceso, pero a la vez, es no contemplar demasiado, no aguardar tanto en la trinchera que no se pueda reconocer al enemigo entre la maleza.
El "kairós" se aplica constantemente en la cocina. El estofado, por ejemplo, requiere de un corte fino en la cebolla; no un corte en cuadritos, ni un corte desproporcionado que el paladar lamentará; requiere un corte sutil que permita que las rodajas se sofrían de tierna mera; enseguida la papa, que de igual forma requiere su tratamiento, un tratamiento que permita adelantar su tiempo de cohesión equiparándolo al de la cebolla; en el caso del morrón y de la zanahoria es lo mismo.
Esta integración de elementos debe ser cuidadosamente revuelta y sofreída para que se mezclen los sabores, preparando la llegada de la carne, la sal viene inmediatamente después (la carne debe ser sofreía con sal, de lo contrario no sabe igual). Al despedir la carne su jugoso líquido, es momento preciso (kairótico) para la salsa de tomate; ésta enfriará toda la mezcla dando tiempo para preparar las especias.
Una vez incluido el jugo de tomate es necesaria una cucharadita de azúcar (ésta elimina el exceso de acidez del fruto rojo), a continuación la pimienta trozada, el páprika, el laurel, el orégano, la albahaca, el tomillo. Nada en exceso, pero tampoco en secases.
Se revuelve y al primer hervor se prueba. El sabor no está listo, pero nos permite saber si hace falta sal. Se deja a fuego lento por un par de horas. Las especias deben soltar aroma, color y sabor en el caldo.
Sólo después de esto se ha concluido, el estofado está listo para bañar la pasta y recibir el parmesano; sólo en ese segundo momento, cuando la salsa, la pasta y el parmesano se encuentran reunidos; y a la vez, el vino servido, aparece el ¡buen provecho!
Así entonces, sólo en el preciso momento la playa, la hamaca maya, y el masaje; sólo en ese momento, que no antes ni después, espero tu compañía.

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