La que viene es una guerra... Gonzalo Arango
La que viene es una guerra santa interior contra los ateísmos altaneros del materialismo.
Haremos de los estadios catacumbas, y de los rascacielos hogueras.
Las trincheras y los calvarios serán de amor, acendrado ascetismo y fuego purificador.
Borraremos las fronteras con el aliento amoroso de los caminantes.
Desaparecerán las patrias para que nazcan los edenes.
No hay afán, tenemos paciencia. Cabalgamos conscientes la tortuga de la evolución.
No tememos los sacrificios que demande la Redención, los pagaremos todos. No es cuestión de victoria sino de conciencia.
No habrá vencidos en la batalla; serán triunfantes los que quieran.
Evacuaremos las ciudades en busca de la soledad florida y la caricia de la naturaleza madre.
La libertad es nuestra identidad y nuestra unión; el amor el santo y seña para ingresar a la Fiesta.
Devolveremos la Tierra a su único dueño: ¡Dios!
Los hombres serán apenas los honrosos peones de su Redención, que disfrutarán los frutos de su propio trabajo, sin explotar a nadie; sin carencia y sin abundancia.
Terminarán las servidumbres odiosas.
El silencio nos restituirá la palabra que oficiará el sacramento de la comunicación perfecta.
Al fin seremos astronautas de Dios, moradores del astro de la trascendencia.
La naturaleza nos alimentará, madre de los frutos y los vientres fecundo.
La fe derramará sobre nuestra sed el maná del cielo.
Gestaremos entre todos la Nueva Era.
Daremos a luz las auroras de la conciencia.
Festejaremos la resurrección de la vida en la Tierra.
Salir de la Sociedad Anónima es hacer imposible la guerra atómica. Ésa es la única salida.
Los generales no podrán arrojar la Bomba sobre un edén de niños que danzan de adoración al Sol.
Todo ciudadano que depende de Sistemas, es militante de guerra: por la razón o la fuerza.
Gonzalo Arango
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