La soledad es la hierba del exilio
-La soledad es la hierba del exilio, dijo Reb Acham. Si crees en las flores, crees en la tierra.
-No tengo tierra, respondió Reb Tessie. No poseo, pues, nada.
-Te daré un poco de tierra, dijo Reb Acham, en la que podrás vivir la vida de las raíces.
-Me ha parecido, hasta ahora, que compartía la existencia de las piedras. ¿Acaso eres tan rico,
Reb Acham, como para regalarme un jardín?
-El agua es señora de la arena, Reb Tessie. Extrae tu porción del pozo. El oasis está en la mano
húmeda.
-No tengo desierto, respondió Reb Tessie. No poseo, pues, nada.
-Te daré un poco de desierto, dijo Reb Acham, en el que hallarás agua.
-Me ha parecido, hasta ahora, que compartía la existencia del grano de arena. ¿Acaso eres tan
rico, Reb Acham, como para regalarme una fuente?
-Tú eres la fuente, Reb Tessie. Tú eres el agua arisca y el oloroso jazmín.
Edmond Jabés
-No tengo tierra, respondió Reb Tessie. No poseo, pues, nada.
-Te daré un poco de tierra, dijo Reb Acham, en la que podrás vivir la vida de las raíces.
-Me ha parecido, hasta ahora, que compartía la existencia de las piedras. ¿Acaso eres tan rico,
Reb Acham, como para regalarme un jardín?
-El agua es señora de la arena, Reb Tessie. Extrae tu porción del pozo. El oasis está en la mano
húmeda.
-No tengo desierto, respondió Reb Tessie. No poseo, pues, nada.
-Te daré un poco de desierto, dijo Reb Acham, en el que hallarás agua.
-Me ha parecido, hasta ahora, que compartía la existencia del grano de arena. ¿Acaso eres tan
rico, Reb Acham, como para regalarme una fuente?
-Tú eres la fuente, Reb Tessie. Tú eres el agua arisca y el oloroso jazmín.
Edmond Jabés
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