Ahí en La Soledad uno puede alojar el cuerpo en una hamaca frente al mar y dejar una brecha de tiempo muy amplia entre una acción y otra. Nada haces y nada te pasa; sobreviene sólo el pensamiento. Pero pensar puede descarriar las almas, si transita en espiral sobre un mismo tema. Así que conviene nomás bañarse, dormir, comer camarones a la diabla y jugar dominó. Así las acciones ocurren al compás del día, y se puede descansar sin recordar que uno también ha sido y será polvo de los días. |
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Gracias Gabor Maté, te amo.
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la motherna