¡AH! LA FALTA DE SALUD
Novo Pírez cae enfermo. Su Creadora se distrajo mientras configuraba su constelación desoxirribonucleica, y resulta que, el pobre, tiene errores "de dedo" en el código que le señala la vida. ¿Mala suerte o destino? No importa, porque la mala vida que lleva, de cualquier forma, le auguraba un nocaut, un agónico descender por el despeñadero de sus inmediaciones.
Novo suda frío, llora la sangre que lo contamina, diseca la lengua y la encuadra para ponerla en la sala. Intenta el bisturí para el ojo, pero se detiene. No sabe si la enfermedad implica locura, o viceversa. Se detiene debajo del marco de la puerta y llora. Chale, la vida no puede ser tan jodida como para malgastar el tiempo en depresiones. No hay manera, con el malestar físico no hay manera de luchar. Habrá que dejarlo pasar. Esperar, y dejarlo pasar; aunque duela.
Lo que duele es el paso del tiempo; la añoranza de un estado de salud cabal. Novo Pírez hojea viejas revistas, intenta un libro policiaco, intenta a Pessoa y Reis; se cocina un güevo; prepara 3 litros de té de ajo; se baña; suda y suda de punta a rabo; navega por internet; llama por teléfono; chupa un dulce, come un chocolate; vomita saliva; tiene mal sabor de boca. Nada, nada pasa.
El enfermito, señor Pírez, quiere distraerse del dolor viendo la tele, pero cuando se acuesta y la prende, entiende que ella, la pobre, está peor que él. La ardipia, la locura, el malestar se le confunden. La tarde avanza lento. Y de repente el teléfono empieza a sonar como un degenerado. Novo contesta temblando. Le pone de malas el temblor y el hambrear. Suena una balada ochentera en el departamento de arriba; huele a que la mujer otra vez trapea la casa con pinol. El olor baja y se le mete hasta el centro del cerebro a Novo.
Pasa el día uno, el dos, el tres. Ni antibióticos ni medicinas homeopáticas; ni lo alopático ni lo otro. Parece que en el fondo de esta insalud corporal lo que hay es una crisis anímica. Puro caldo de cultivo para desquiciar los ciclos del organismo.
Novo no se cura. Novito. Pobrecito, muy enfermo.

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