Amor

¿Qué siento cuando digo amor?
No sé. Pero no es igual
que cuando digo administración
o cartílago.


¿Qué digo cuando siento amor?
A veces digo que lo siento;
a veces digo sólo amor;
a veces no sé lo que siento.

Por ejemplo, cuando digo enamorada,
¿qué digo?;
¿qué digo ahí, a quién, cómo y por qué?
No sé.
Pero no es lo mismo cuando escóndolo,
porque escondo el amor,
¿por qué el amor lo escondo?
Me confundo.

Me confunde también la palabra amor,
y el amor me confunde.
Porque ha sido y no;
porque a veces se fue de bruces con las demás otras palabras;
porque los gestos del amor se hicieron vanos
o vagos.

Aunque ayer sentí amor, por la tarde,
una de compañerxs;
aunque ayer sentí amor, en la noche,
una noche solitaria recreando tactos, besos, caricias carnales,
y también sentí amor el domingo, con mis padres;
y cuando me trajeron los amigos, ese día... por la noche;
sentí amor hoy que un compañero me miró a los ojos
con sus ojos de pocas veces;
y cuando grité las vocales con la frente recargada
en la carita de Emiliano;
sentí amor hoy que un mi Camilo peleó conmigo a la hora de comer: su arroz, su carne, su árbol...
y cuando el otro mi Camilo me pidió una noche, un ratito, un quedarme, un jugarnos sin miedo;
sentí amor después de la chela y los tacos con Perry;
también amor sentí en la mirada de un platónico de antaño,
y cuando mi abue me trajo el collar de piedras de colores que me envió mi prima Dianshen.

Hago el amor, de vez en cuando, y lo siento.

Las palabras y los pensamientos me estorban
o me hace falta organizarlas,
o sólo vomitarlas,
injuriarlas
--o asustar de risa a mis fantasmas--.

Yo ya no iba a escribir de esto porque Rainer había dicho que no lo hiciéramos,
y también porque me lo recomendó Benjamín,
y porque cierto dolor
--bien adentro--
hizo que mi corazón se tense duramente
cuando algo adentro mío
quiere proferir la palabra
que ahora solamente escribo:
amor.

Yo escribo
y digo amor,
contra mí misma,
contra mis defensas,
mis guaridas y
mis paisajes.

He sentido a través de los abrazos recién dados
que la vida no se expone así,
que temer no es más seguro que salir a buscar;
que amar es mi razón de vivir, de crear, de investigar, de andar
y si no ¿para qué seguir?,
¿con qué o cómo?

Pero es que hay que conjugar amor,
--el verbo amar,
la acción amorosa--
con la palabra
amante
amado,
amada;
con el sujeto parlante que nos ama,
con los que no nos llaman,
los que nos rechazan
y olvidan...

O sea que hay que organizar la palabra amor
con otras palabras dolorosas
--error,
pasión,
abandono,
malentendido,
infierno,
luto,
bruma,
árido desierto del olvido,
qué jodido--,
pero
¿y qué?

También la palabra amor
con la palabra amigo,
gesto,
caricia,
entrega,
apertura,
dotación de abrazos,
brisna,
lluvia de besos sobre hierbas y arbustos.

Conjugar amor con ella,
aquél,
contigo;
hacer amor persuasivo, convencitivo:
aquí y ahora,
donde tienes las cosquillas,
juguemos a las escondidas,
a las vocales gritadas,
cántame mi corazón;
adverbiar el amor:
sobremanera,
linda y prfundamente;
adjetivarlo: cercano, lejano,
ajeno, distante,
obscuro.

¡Ay, mi amor!,
el amor sustantivo,
sustancioso;
el amor morado,
el viejo,
el atado,
amoratado,
mordido,
amordazado,
sórdido,
corroído,
dado,
ido...


El amor ¿tuyo o
mío?


El dormido.

¡Dormir junto a tí, mi amor!

Lo tibiamente compartido,
lo rústicamente hablado,
lo cercado,
lo partido;
amor de puro día domingo,
de amanecer lluvioso y frío,
de cálido atardecer,
de límpida noche,
de cielo traslúcido,
amor cuesta arriba la montaña,
amor que regresa a casa,
que llega,
que toca la puerta,
que sí es,
que sí me das,
te doy,
te abro la puerta,
la ventana...

Caigo,
desfallezco,
no sé,
aprieto,
guardo,
atesoro,
cierro.

El amor es sagrado;
bello, si erguido.

Temo,
dosifico,
no soy quién era.

Pero discurriéndolo así,
así debatiéndolo,
batiéndolo:
    amorete,
      amorrortu,
amorido
amorioso
amariego
amareado
amaringo
amarítico
dis - per - sán - do - lo,
inventándolo;
así, así lo siento,
me llena,
es,
está,
vive,
lo siento,
me alegra,
me calienta,
me atierna.

Soy,
vivo,
danzo,
canto,
estoy plena:
me he atrevido.





Comentarios

Rot dijo…
Amada amiga, me encanta tu voz de bisturí. ¿Cómo haces que las palabras te obedezcan a ese nivel, de transformarse en mis ojos en otras palabras, que significan otras cosas?
¿Cómo puedes decir cartílago, y hacerme escuchar corazon? ¿Hablar de niñas y de camiones y hacerme entender la complicada danza que te trae y te lleva de aventura en aventura?
Alada amiga, ni modos que te vea volar y me quede callado. Yo he tocado donde coyuntan tus alas. He olisqueado tus axilas después de un vuelo corto por la unidad latinoamericana. He visto los rasguños de otros amores que como no vuelan, nomás te agarran.
Y con todo y todo sigues escribiendo así, tan bonito.
E. dijo…
Ya lo dijo el Rot... solo, que chingón machucas las palabras. Que chingón.

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