Dijo Max Horkheimer que en una sociedad socialista la alegría no procederá de la naturaleza del trabajo que hay que hacer. Aspirar a esto es totalmente reaccionario. El trabajo será realizado con agrado, más bien, porque sirve a una sociedad solidaria (en Ocaso, Anthropos, Barcelona, 1986).
No pega, no resuena ya para mí aquello de "una sociedad socialista". La conjugación futurista, luego instalada en el presente, puede ser cosa de la traducción.
Aún así estoy siento un respiro de alivio al identificar mi propia noción de trabajo digno cuando conecto con el objeto social del mismo: porque sirve a una sociedad solidaria.
Ando buscando encontrar las claves de la apropiación del trabajo en su objeto social, en los compromisos que implica, pero también en las alegrías que puede provocar.
Triunfó culturalmente el productivismo. Pero podemos revertirlo. Hay que hacerlo.
¡Autonomía, solidaridad, autogestión!
No pega, no resuena ya para mí aquello de "una sociedad socialista". La conjugación futurista, luego instalada en el presente, puede ser cosa de la traducción.
Aún así estoy siento un respiro de alivio al identificar mi propia noción de trabajo digno cuando conecto con el objeto social del mismo: porque sirve a una sociedad solidaria.
Ando buscando encontrar las claves de la apropiación del trabajo en su objeto social, en los compromisos que implica, pero también en las alegrías que puede provocar.
Triunfó culturalmente el productivismo. Pero podemos revertirlo. Hay que hacerlo.
¡Autonomía, solidaridad, autogestión!
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