EL ATRIL EN EL FUNICULAR
Volumen 1, Número 1 1999
Animala de mí la ausencia de mordidas espaldares.
En cuatro patas maquilo coágulos de espera,
encarecidamente...
Agarra la insana distancia devoción por la gárgara
y desgarra la garganta
con su cúmulo de ansiedades
fricativas y labiodentales.
La pregunta serpentea desde el eco faríngeo;
contiende la pregunta en guerra sin cuartel.
¡Invento rápido el destrampar de un grito!
Arrastro mi plumaje hacia la sombra
para desatascarme.
(Sosiego en el ataque;
asombro que chorrea
de la plumífera humedad.)
Aquí respondo a gatas
a su claustro-estancia
a su nebulosa-endeble-verde-ahí.
Aquí me arranco el aguijón de pleamares
y
por puro hedónico desafío
me lo meto en el cuello ahí.
Limo las pezuñas que cariñosamente encajo
en su armario omoplático
--antes
me destierra de la espina
el pavor homoplatónico--
dorsal, lumbar;dorsal, lumbar.
Catarineo tras catarineo
recomienda el tratamiento epitelial:
(i) sondeos cutáneos;
(ii) perseverancia dérmica;
(iii) rebusque en el bosque velludo bosquejado de vos
quejosamente
que llevas bellamente ya
mi ENTERO ESQUELETO EMPAPELADO.
Estancias en el estanque/mudo de pez a molusco/
trastorno de escamas celofánicas a sueño marítimo
sobre la proa apestosa
de un navío pesquero
--de un puerto mercante--
recostando mi cola
para broncearla.
Rojosa la telaraña, la ansiedad que lo telaruña,
la tela que lo araña, la araña que telo teje en nudos,
en el animal que me transmuto.
Abeja de mal agüero sea, tal vez. Pero,
pataleta de hielo es la necedad de pingüinos
porque
parque nacional
pataleta,
paleta, lengua --labios adormecidos--
Y LA NECESIDAD DE QUE TU HOCICO ENTRE AL MíO.
O que mi hocico pasee en tu pelambre, matinal.
O madruguete.
Bajar callejón caminar nochemente metro violar candado torniquete y vía despierto tu cuerpo de la jaula que se encierra en tí; gruño el vapor arremolinando sudor.
Bajo en exclusiva. Privilegio. Bajo a inaudita especie.
Bebedero de extinto ejemplar,
último líquido.
Posiciono ubres para abrevadero
de la especie cronotropical.
Nido de hormonas/acueducto de tus leches maternas.
Dentrifico tu sexo
y lo acanalo
para pronunciar
en medio de su caudal
el amor gritado que --de no reventar tímpanos--
hubiera ahogado. De menos, desahuciado.
En su ración de carne amorfa
este insomnio contempla arrodillado la pesadilla de Venus:
--pulsión perpetua de plenitud--
irreverencia sedienta del jugo de tus dientes
--conato de mí--.
Animal lampiño..., informan, se vuelca en delirios cuando llena la luna; dicen: ansía contener y descontener sus bengalas, verterlas sobre la tuya sábana.
De seguir así
bestiará de mi la ausencia de tus mordidas prendidas a mi espalda.
Volumen 1, Número 1 1999
Animala de mí la ausencia de mordidas espaldares.
En cuatro patas maquilo coágulos de espera,
encarecidamente...
Agarra la insana distancia devoción por la gárgara
y desgarra la garganta
con su cúmulo de ansiedades
fricativas y labiodentales.
La pregunta serpentea desde el eco faríngeo;
contiende la pregunta en guerra sin cuartel.
¡Invento rápido el destrampar de un grito!
Arrastro mi plumaje hacia la sombra
para desatascarme.
(Sosiego en el ataque;
asombro que chorrea
de la plumífera humedad.)
Aquí respondo a gatas
a su claustro-estancia
a su nebulosa-endeble-verde-ahí.
Aquí me arranco el aguijón de pleamares
y
por puro hedónico desafío
me lo meto en el cuello ahí.
Limo las pezuñas que cariñosamente encajo
en su armario omoplático
--antes
me destierra de la espina
el pavor homoplatónico--
dorsal, lumbar;dorsal, lumbar.
Catarineo tras catarineo
recomienda el tratamiento epitelial:
(i) sondeos cutáneos;
(ii) perseverancia dérmica;
(iii) rebusque en el bosque velludo bosquejado de vos
quejosamente
que llevas bellamente ya
mi ENTERO ESQUELETO EMPAPELADO.
Estancias en el estanque/mudo de pez a molusco/
trastorno de escamas celofánicas a sueño marítimo
sobre la proa apestosa
de un navío pesquero
--de un puerto mercante--
recostando mi cola
para broncearla.
Rojosa la telaraña, la ansiedad que lo telaruña,
la tela que lo araña, la araña que telo teje en nudos,
en el animal que me transmuto.
Abeja de mal agüero sea, tal vez. Pero,
pataleta de hielo es la necedad de pingüinos
porque
parque nacional
pataleta,
paleta, lengua --labios adormecidos--
Y LA NECESIDAD DE QUE TU HOCICO ENTRE AL MíO.
O que mi hocico pasee en tu pelambre, matinal.
O madruguete.
Bajar callejón caminar nochemente metro violar candado torniquete y vía despierto tu cuerpo de la jaula que se encierra en tí; gruño el vapor arremolinando sudor.
Bajo en exclusiva. Privilegio. Bajo a inaudita especie.
Bebedero de extinto ejemplar,
último líquido.
Posiciono ubres para abrevadero
de la especie cronotropical.
Nido de hormonas/acueducto de tus leches maternas.
Dentrifico tu sexo
y lo acanalo
para pronunciar
en medio de su caudal
el amor gritado que --de no reventar tímpanos--
hubiera ahogado. De menos, desahuciado.
En su ración de carne amorfa
este insomnio contempla arrodillado la pesadilla de Venus:
--pulsión perpetua de plenitud--
irreverencia sedienta del jugo de tus dientes
--conato de mí--.
Animal lampiño..., informan, se vuelca en delirios cuando llena la luna; dicen: ansía contener y descontener sus bengalas, verterlas sobre la tuya sábana.
De seguir así
bestiará de mi la ausencia de tus mordidas prendidas a mi espalda.
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