OTRAS VECES DE LA NOCHE.
Cuarta vez.
Piel contra piel, sudor contra sudor. Labios de amantes que roen las esquinas de la cama. Temblor, estertor de cuerpos al descubiero. Velas y velos cubren la velada. Caldos de frutas que se escurren en las bocas. Tea es mujer menguante; él, niño creciente.
La noche está de blancos. Augurio de la nupcia, la noche saca la luna del estuche y la toca; la luna suena y los amantes la escuchan y hacel al amor creyendo que lo inventan.
Tea le trae a él todos sus márgenes, él le recoge el vientre, y le obsequia todas sus fronteras. Se esfuerzan en sucumbir ante el cansancio de las horas, restregándose; la noche los arrullas, los cansa, los arrulla y les promete más noche.
Descansan a pierna suelta, ventana abierta y se bañan de luna. Poros y lunares cortejan, embelesados a las estrellas y planetas.
Vuelve a venirse al centro la lujuria. Pero ahora los aposentos son para los puntos que simulan constelar el universo.
Cuarta vez.
Piel contra piel, sudor contra sudor. Labios de amantes que roen las esquinas de la cama. Temblor, estertor de cuerpos al descubiero. Velas y velos cubren la velada. Caldos de frutas que se escurren en las bocas. Tea es mujer menguante; él, niño creciente.
La noche está de blancos. Augurio de la nupcia, la noche saca la luna del estuche y la toca; la luna suena y los amantes la escuchan y hacel al amor creyendo que lo inventan.
Tea le trae a él todos sus márgenes, él le recoge el vientre, y le obsequia todas sus fronteras. Se esfuerzan en sucumbir ante el cansancio de las horas, restregándose; la noche los arrullas, los cansa, los arrulla y les promete más noche.
Descansan a pierna suelta, ventana abierta y se bañan de luna. Poros y lunares cortejan, embelesados a las estrellas y planetas.
Vuelve a venirse al centro la lujuria. Pero ahora los aposentos son para los puntos que simulan constelar el universo.
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