que salgan las muchachas a la calle. que llueva intenso sol de rayos plásticos. que me robe el aliento un recuerdo de beso adolescente, un gentil beso de chamaco de 12 años, de media hora, que me robe el aliento. que todos los locos de manicomio armen una estación de radio. que transmitan tus exhalaciones, radioescucha empedernido. que todos los ganadores del premio al gran mamón diseñen un blog que permita en tag cotidiano una mentada de madre. que estas ansias no me corroboren la angustia. que las feromonas no me hinchen la piel. o que se deslinde de mí esta loca múltiple, vertida en derechos y responsabilidades de los que yo nada quiero saber. que se me acabe la voz primera en singular. que se rompan los espejos. que la música ausente en estas palabras saque a su perro a pasear, y que me muerda la sien o la entraña. así, algo duro de morder. algo duro testarudo. algo que me de gota de invierno silente. algo que me queme de una sola flama, que me prenda en llamas. algo que me invente de nuevo, o sea, otra vez. no el mito de mí, no la pasión de mis huesos. no la desesperación de ser, ni la prisa por seguir. no mi caja de zapatos llena de cartas ridículas que no puedo tirar. o sí, pues. o lo que sea. que, por ejemplo, me salga un tono de sirena urbana, un ruido de araña. un mugido de patona en la pared. que me brote cola de escorpión, cara de rana de hule, lengua de pato mordaz. eso, que me nazca la mordacidad, la ironía. o que me la cultive un hortelano en la vagina, o regina en el verano. o que me la siembre un toro semental o un gallo matinal. o que llueva, que llueva, la virgen de la cueva. o algo, por favor, algo. no un frasco de pastas, ni una manzana envenenada. no un tiro de la ruleta. no un lamento eterno descompuesto. algo así como un grito de batalla en medio de la nada. desde dentro, desde la garganta. algo así como una rajada en la espalda, ver la sangre correr; correr de tanto ver sangre. caer en multitud de partes, despedazarme, recomponerme, armar el rompecabezas. pegarlo con baba en la pared. o yo llover. o ver por dónde abrir una ventana y masticarle el huevo duro a los que me cagan la madre. o ir al psicoanálisis. que vengan todos los doctores a operarnos a todos, y luego que todos los operados los tendamos de pies en las azoteas, y matemos de sana risa, con cosquillas, a los matasanos. que se nos acabe el dolor, sólo para que regrese y nos prenda el motor, ron, ron. gatos. miau. eso. que salgan a la calle todas las muchachas, y se echen un danzón a ritmo de joropo. eso quiero, en lo que dura este minuto y medio extendido de sopor. que haya un eclipse largo, largo, y yo me desvele mirándolo, y muera enceguecida, incierta, metafísica, lánguida, ignorante, pacífica y sencilla.
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Gracias Gabor Maté, te amo.
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