Nos preguntamos qué hemos venido a hacer aquí,
qué lágrima guardábamos para verter aquí,
y por qué,
si no las lloramos todas en su tiempo propio,
quizá por haber sido entonces menor el dolor que la sorpresa,
sólo después vino el dolor,
sordo,
como si todo el cuerpo fuese un único músculo
pateado por dentro, sin mancha negra
que nos mostrase el lugar del lut0.

J. Saramago
El año de la muerte de Ricardo Reis

Comentarios

Entradas populares