Una hormiga sola, rebelde, edificó nimio refugio para sí, lejos de la catedral hecha por todas, para todas.

Nada singular en su fábrica, diminuta y difícil, marcada por la especie: hormiguero idéntico para idéntica hormiga.

Como todo el hormiguero, la hormiga, que era el hormiguero, quería ser hormiga total.

Otras dedicáronse a lo mismo, en épocas remotísimas, entonces contadas en el girar de los heliotropos. Siempre construyeron sus dédalos como las otras hormigas. Algunas las recordaron al medir sus milenios en el mínimo sistema planetario del naranjo, como a otros muchos hormigueros sus guerras, pirámides y catacumbas.

Y otra hormiga se aisló de nuevo. Y de nuevo construyó su hormiguero, algún tiempo después poblado, en donde una hormiga se aisló de nuevo. Y de nuevo construyó otro hormiguero para sí, que se pobló.

Y otra hormiga se aisló de nuevo…

Luis Cardoza y Aragón

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