Si hoy no es su cumpleaños, ¿por qué me muerde esta niña que se rompió de tan rápida y decidida? Prendida de mí, con su mordedura-tenaza, violenta por convicción, me arrastra muy lento hacia el mundo. Me obliga a abogar por ella en las discusiones terrenales; me somete con su colmillo para que yo diga la última palabra. Y está tan clavado el diente que, a veces, no es tortura sino sólo sangre que la delata.
Octubre 2004
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